miércoles, 16 de junio de 2010

Estrellas


Ese debía ser mi bautismo de fuego. Llevaba toda mi vida preparándome para ese momento, incluso llego a convertirse en una obsesión, pero el momento había llegado. Al fin.
Además el objetivo era importante, no tanto por su posición o por el beneficio que mis jefes, permítanme que no revele quienes eran, iban a obtener, sino por una cuestión de reputación.
Se trataba de una chica que había trabajado en uno de nuestros clubes y escapo hará unos cinco años embaucando a un idiota, estaba loco por ella. La orden fue tajante desde arriba, cogerles y matarles. Además debía hacerse público, lo quiere decir que los cuerpos debían aparecer. Así nadie volvería a intentarlo.
A él le cogimos apenas día y medio después cuando salía de su propia casa. Fue muy fácil teníamos su matrícula, y si tienen ustedes en cuenta que parte de nuestro negocio era localizar coches de lujo por si surgía una oferta saber donde encontrarles, imagínense lo que pudo costarnos. La verdad es que el pobre estaba destrozado cuando dimos con él, recuerdo que nos dijo que ya todo le daba igual, que ella se había ido y que ya no podíamos hacerle mas daño. Dejémoslo en que estaba muy equivocado.
A ella en cambio parecía que la tierra se le hubiera tragado, pues no hubo forma de encontrarla por más que movilizamos a toda nuestra gente, policía incluida, pero todo fue inútil.
Hasta hace unos días.

-Recuerdas a Irina la que escapo del "Venus"-me dijo mi capitán (así llamábamos a nuestros jefes directos).
-Si, claro- respondí.
-Toma, la hemos encontrado, esta es su dirección, ahora se hace llamar Anna. Te hemos conseguido un coche, le hemos cambiado las placas y el número de bastidor. Toma también esta pipa, esta limpia. Recuerda que debe ser público, deja a la chica en el coche con la pipa, no podrán encontrar nada. Recuerda, eso si, limpiar bien todas las huellas. Si lo haces bien tendrás estrellas. ¿Podrás hacerlo?
-Dalo por hecho, puedes confiar en mí.-dije muy seguro
-Mas te vale o serás tu quien ocupe su lugar-dijo mi capitán dándose la vuelta y saliendo de la habitación.

Estrellas. Llevar estrellas tatuadas en los hombros. Ser uno de ellos por derecho. No tener nunca más que bajar la cabeza ante nadie. En una palabra tener su respeto. Mi sueño desde niño, el objetivo de toda mi vida.
Llegue de madrugada a su casa y decide esperar, no había dormido en toda la noche pero me dio igual. Estrellas. Desde que mi capitán pronunciará aquellas palabras yo había entrado en un estado de excitación permanente, así que no había peligro de quedarme dormido.

Irina. Mientras conducía hacia su casa empecé a recordar algo de ella. Le había dicho a mi capitán que si la recordaba y no era del todo cierto. Claro que recordaba el asunto pero en cambio no recordaba bien como era al menos no en ese momento. Recordaba que era alta y muy rubia y estaba seguro de poder reconocerla pero no hubiera podido describirla, ustedes ya me entienden. Lo que si recordaba es que una vez estuve con ella; algo que por otro lado era habitual, los jefes las usaban para recompensar a la los hombres que lo merecíamos por algún trabajo, eso si no podíamos pegarlas ni marcarlas, pues si no no podrían trabajar. A mi eso era algo que no me importaba, no son esa clase de juegos los que me van, pero si a algunos de los chicos que llegaban a rehusar los servicios por no ser capaces de contenerse.

Amaneció pronto y empecé a impacientarme, tocaba la culata de la pistola, una beretta 9mm con silenciador y todo, para sentirme más seguro, mientras tarareaba las canciones que sonaban en la radio.

De pronto vi movimiento en la casa, el corazón empezó a latir con tanta fuerza que temí que pudiera salírseme, respire hondo varias veces y logre tranquilizarme un poco. Salí del coche y me fui acercando a la casa mientras no dejaba decirme "tranquilo, respira". La verdad es que no sabia muy bien como hacerlo, pero pensé que seria mejor actuar sobre la marcha.
-Sabia que algún día pasaría-me dijo ella nada mas abrir la puerta. Y les juro que lo dijo tan serena que me quede sin saber que hacer.
-¿Sabes quien soy?-pregunte mas que nada por decir algo, pues ya sabia la respuesta.
-Si me acuerdo de ti, siempre fuiste bueno conmigo-respondió.
Que huevos tiene, pensé. Se queda hay como si esto no fuera con ella y encima me dice que fui bueno con ella. Ya hay que tener huevos.
Saque la pistola y la encañone.-Entra en la casa-dije.
-¿No me vas a dar una oportunidad? Te prometo que esta vez desapareceré para siempre, nadie se enterara.
-Me temo que no es posible-la aclare-deben encontrar tu cuerpo.
-Entiendo, como hicisteis con Rafael.
-Si, algo así
-Solo que yo puedo darte algo que él no podía.-dijo casi susurrando.
-No juegues conmigo.
-No estoy jugando-contesto dejando caer su bata. -Ayúdame y seré tuya para siempre.
-Vístete-dije no muy convencido.
Entonces sonrió y fue una de esas sonrisas que solo las mujeres saben sacar, dios sabe de donde, y que son capaces de hacer enloquecer al hombre más templado. Una de esas sonrisas que un hombre jamás podría resistir.
Ella, por supuesto se dio cuenta y decidió jugar su última carta, se acerco tan lentamente que pensé que jamás llegaría, tiro de mi camisa hacia ella suavemente. En ese momento supe que ya nada volvería a ser fácil.
Hicimos el amor durante horas. Primero con prisas como si el mundo se estuviera acabando, después despacio sintiendo cada segundo como si durara mil años.

Al acabar me dijo que me fuera con ella que nos iríamos lejos, que jamás nos encontrarían, yo le dije que ya nunca podría separarme de ella, que podía conseguir documentación para los dos y que nos iríamos a Sudamérica.
Se durmió confiada pero yo era incapaz de hacerlo. No sabia muy bien que pasaba por mi cabeza en esos momentos lo único que sabia es que ya nada seria igual. En un momento todo dejo de tener sentido ya para mi. Hasta las prometidas estrellas perdieron fuerza en mi mente. Ya solo estaba ella. Sin embargo...
Me acerque a ella lentamente como hiciera ella hace solo unas horas, que ya parecían un mundo, respire hondo, cerré los ojos...
Un segundo después me había ganado mis estrellas.
Solo que ya no me importaban. Ya nada volvería a importarme nunca.

1 comentario:

  1. Este es un viejo relato que tenía en mi space, para ver el resto-http://quienloprobolosabe.spaces.live.com/

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TRUCO DE MAGIA